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martes, 28 de septiembre de 2010

"Dichosos los que viven para los demás sin recibir recompensa. El Padre del cielo los recompensará"..

¿Es posible vivir de manera desinteresada?

¿Se puede amar sin esperar nada a cambio?

Estamos tan lejos del Espíritu de Jesús que, a veces, hasta la amistad y el amor familiar están mediatizados por el interés.

No hemos de engañarnos.

El camino de la gratuidad es casi siempre duro y difícil.

Es necesario aprender cosas como éstas: dar sin esperar mucho, perdonar sin apenas exigir, ser más pacientes con las personas poco agradables, ayudar pensando sólo en el bien del otro.

Siempre es posible recortar un poco nuestros intereses, renunciar de vez en cuando a pequeñas ventajas, poner alegría en la vida del que vive necesitado, regalar algo de nuestro tiempo sin reservarlo siempre para nosotros, colaborar en pequeños servicios gratuitos….

Jesús se atreve a decir al fariseo que lo ha invitado a su casa: «Dichoso tú si no pueden pagarte».

Esta bienaventuranza ha quedado tan olvidada que muchos cristianos no han oído hablar nunca de ella.

Sin embargo, contiene un mensaje muy querido para Jesús: "Dichosos los que viven para los demás sin recibir recompensa. El Padre del cielo los recompensará".


Y todos experimentaban su amor "gratuito" que era transparencia del mismo amor de Dios Padre que ama a justo como a peadores sin distincion...

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