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martes, 28 de septiembre de 2010

SU LENGUA BENDICE?

DOME SU LENGUA
INVOQUE AL ESPIRITU SANTO Y DEJE QUE, A MEDIDA QUE LEE ESTE LARGO MENSAJE, ELSEA COMO UN CARBON ENCENDICO QUE PURIFIQUE SU LENGUA Y LA DOME...

"¡Dome Su Lengua!"

"Pero ningún hombre puede domar la lengua, que es un mal que no puede ser refrenado, llena de veneno mortal". (Santiago 3:8)

En este versículo de su epístola Santiago está hablando de la lengua de los creyentes. Él emite un llamado a la Iglesia para que ganen control de sus lenguas - ¡Antes que sean destruidos por ellas!

Usted podría preguntarse: ¿Cuán serio es este asunto de domar la lengua? ¿Puede una lengua indómita realmente ser tan pecaminosa?

Desde luego, muchos cristianos ahora mismo están teniendo una intensa guerra espiritual contra poderosos hábitos como las drogas, alcohol, tabaco, lujuria. Ellos no pueden imaginarse una lengua indómita como un serio pecado. Casi puedo escuchar la reacción del creyente que está involucrado en una pugna titánica con alguna gran tentación:

Pensara  - ¡Usted debe estar bromeando! Yo estoy peleando la batalla de mi vida, tratando de obtener victoria sobre una fortaleza demoníaca, y usted me habla acerca de palabritas. ¿Cómo puede usted comparar una lengua floja con el tipo de batalla que estoy confrontando?

Querido amigo o amiga, yo le digo a Ustedes, una lengua indómita es el arma más mortífera del mundo. Una lengua no santificada, floja, es peor que el abuso de droga o alcohol - ¡Es peor que cualquier pecado de la carne! La Biblia llama a la lengua un mundo de iniquidad, un contaminador de multitudes, ¡Una muestra del infierno en la tierra! (Ver Santiago 3:6)

Permítame mostrarle  cuán peligrosa y dañina una lengua indómita es:

¡Una lengua indómita puede hacer que toda la religión sea completamente inservible! Puede volver su propia actividad espiritual absolutamente inútil ante los ojos de Dios: "Si alguno se cree religioso entre vosotros, y no refrena su lengua, sino que engaña su corazón, la religión del tal es vana". (Santiago 1,26)

Santiago está hablando acá de aquellos entre ustedes - esto es en la iglesia. Estos no son adictos a las drogas o gente de la calle - ellos son parte del cuerpo de Cristo, que parecen píos, espirituales. Ellos están activos en la obra del Señor. ¡Pero sus lenguas están desenfrenadas, fuera de control! Santiago está dirigiéndose a aquellos que parecen ser santos, amables, gentiles, amorosos - sin embargo se mueven en la iglesia, o en sus trabajos o en sus familias con lenguas ácidas, siempre escuchando y hablando chismes. Ellos no piensan nada acerca del murmurar y quejarse. Dios dice que su religión -¡Toda su muestra de espiritualidad - es en vano, no tiene valor, es inservible!

Hermano, hermana, ¡Yo no me quiero estar delante del trono del juicio de Cristo y descubrir que toda mi obra para el Señor - mi completo esfuerzo espiritual - ha sido en vano! Yo no quiero escucharle a El decir, “ tu hiciste obras poderosas en Mi Nombre. Tú estableciste centros de rehabilitación de drogadictos, hogares para alcohólicos. Tú predicaste a incontables miles y ganaste a muchos para Mi reino. Tú alimentaste al hambriento, vestiste al desnudo, echaste fuera demonios, sanaste al enfermo.

¡Pero todo fue para nada - todo en vano! Yo simplemente no conozco a este hombre que habló con lengua dividida. ¡Tú usaste tu lengua para bendecir y luego condenar! De tu boca salía tanta dulzura - muchas palabras maravillosas, de ánimo. Pero también había palabras amargas y descorteses - palabras asesinas, de odio, de envidia. Tú tomaste mis advertencias en esta materia de la lengua con demasiada ligereza. Yo te advertí que toda tu actividad espiritual era en vano si tu no controlabas tu lengua. ¡Pero tú no me escuchaste!

Amigos, piensen en todo lo que Ustedes han hecho en su caminar con Dios - todas las lágrimas que han vertido por otros, toda la compasión y atenciones que Ustedes han realizado. Ustedes incluso han estado deseosos de dar su vida por otros. ¡Sin embargo todo eso es en vano si ustedes han desparramado palabras negligentes!

Usted podrá preguntarse, "Seguramente Dios no es tan poco amoroso que va a descontar mi espiritualidad simplemente por que he dicho algo poco caritativo".

Yo estoy hablando aquí de cristianos cuyas lenguas nunca han sido domadas. Ellos hablan en contra de la gente de Dios sin siquiera parpadear. Acá está lo que dice Dios acerca de semejantes charlatanes sin caridad:

"Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe. Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda la ciencia, y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo amor, nada soy". (1 Corintios 13: 1-3)

¡Toda su espiritualidad, todo su sacrificio se inutiliza por una lengua indómita y sin caridad! ¿Puede Usted imaginarse muriendo por Jesús - siendo quemado en la hoguera, dando su último peso para alimentar al pobre, abandonando todo en esta vida por el Señor, y que sin embargo todo sea en vano?

Usted no va a recibir una recompensa de mártir, porque cuando Usted se presente ante el trono del juicio del Señor él dirá: ¡Tu hiciste todo eso con el motivo equivocado. ¡Tú no tenías amor en tu corazón! Tú tenías amargura dentro de ti, y esta salió a través de tu boca. Tu lengua no era caritativa y amante - era amarga, poco amable, ácida. ¡Todas tus obras no te han dejado nada!

¡Las Palabras Que Usted Habla Reflejan Lo que Está en Su Corazón!

"¡Generación de víboras! ¿Cómo podéis hablar lo bueno, siendo malos? Porque de la abundancia del corazón habla la boca". (Mateo 12:34)

Cuando yo decía algo malvado siendo niño, mi madre lavaba mi boca con jabón. Pero no era mi boca lo que necesitaba limpieza - era mi corazón.

Verá Usted, su lengua habla solamente lo que está en su corazón. Estas son las propias palabras de nuestro Señor Jesucristo. ¡Y él dice que aquel hablar pronunciado sin pensar, descuidado, malvado viene solamente de un corazón malvado y sucio!

Nosotros como creyentes no hemos todavía tomado en serio aquello que nuestro Señor ha dicho acerca del domar nuestras lenguas. Él lo ha hecho un asunto del corazón - ¡Un asunto de vida o muerte! No solamente mi lengua negligente descuenta toda mi supuesta espiritualidad - también me hace encarar el indiscutible hecho de que mi corazón está sucio, manchado. ¡Algo del fuego del infierno esta llameando dentro de mí!

Si yo escucho palabras sensuales y lascivias saliendo de mi boca... si yo hablo cualquier chisme... si cuento algún chiste sucio... si yo desacredito a alguna persona... si yo hablo descortésmente o con celos acerca de alguien... si yo levanto mi voz y le grito a mi familia... si llamo con apodos... si hablo palabras de maldición. Si un torrente de palabras de enojo sale de mi boca... entonces debo preguntarme a mí mismo: "¿Que cosas sucias e inmundas están todavía atesoradas en mi corazón que yo puedo hablar de este modo?".

Yo tengo que examinar mi corazón y preguntarme, "¿De dónde viene esto?". Debe haber algo con lo cual todavía no he tratado, o yo no estaría diciendo semejantes cosas. ¿Por que yo ando murmurando y soy malhablado? ¿Por que yo pronuncio semejantes palabras malvadas y sin sentido? ¿Que fortalezas no santificadas todavía se mantienen en mi corazón?

El habla descuidada, sin gobernar no es solamente un defecto, no es solamente una debilidad o un hábito en el que caemos ocasionalmente. Usted no puede decir de un compañero cristiano, "Ah, algunas veces él puede lastimarte con sus palabras. Pero la mayoría del tiempo él es realmente dulce y amable. Y ama al Señor profundamente. El realmente no intenta lastimar a nadie".

¡No! ¡Santiago dice que toda la espiritualidad de esa persona es descontada! Y más que eso. ¡Jesús dice que esta persona tiene un corazón sucio y malvado!

Conoce Usted a alguno en la iglesia que ocasionalmente viene y le murmura, "Escuchaste lo que yo oí"... Tome nota: No importa cuan pía pueda parecer esa persona, no importa cuanto ella ore o alabe a Dios en la Iglesia, hay algo malvado en su corazón - ¡Algo malo con lo cual el Espíritu Santo todavía no ha tratado!

Jesús da a este asunto un gran peso: "¡Generación de víboras! ¿Cómo podéis hablar lo bueno, siendo malos? Porque de la abundancia del corazón habla la boca. El hombre bueno, del buen tesoro del corazón saca cosas buenas; y el hombre malo, del mal tesoro saca cosas malas" (Mateo 12:34 -35). Jesús está diciendo, "Si tú eres descuidado con tu lengua - riñendo, quejándote, murmurando, chismeando - ¡Tu tienes un serio problema del corazón! Tu corazón no está bien con Dios, y esto va muy profundo. Hay un tesoro de maldad almacenado en ti, así como una serpiente tiene bolsas de veneno almacenado detrás de su mandíbula. Si veneno mortal está saliendo de Usted, es porque esa bolsa todavía no ha drenado".

¡Nadie está exento de esta advertencia del Señor! A todos nosotros Jesús nos dice. "¡Examina tu corazón - encuentra por que todavía hablas imprudente y descuidadamente! "¿Acaso alguna fuente echa por una misma abertura agua dulce y amarga?". (Santiago 3,11).

Cada vez que yo admito que un fragmento de chisme salga de mis labios, debo detenerme y decirle al Señor: Maestro, todavía debe haber en mi corazón una raíz de celos o envidia. De que otra forma sino puedo tomar con tanta liviandad el juzgar a mi hermano o a mi hermana. Debe haber allí tanto que el Espíritu Santo todavía debe hacer en mí. ¡OH Padre, excava profundamente en mi corazón y desentierra las raíces de amargura, codicia, orgullo, lo que sea!".

Recientemente un recién convertido fue oído por casualidad por uno de nuestro equipo mientras trataba de excusar el adulterio de un hermano en Cristo. Este cristiano nuevo dijo: "No hay problema - la sangre de Cristo cubre todos nuestro pecados. Él está cubierto".

Mi joven amigo - ¡Usted está equivocado! La sangre de Cristo cubre solamente aquellos pecados de los que verdaderamente nos arrepentimos y renunciamos. La sangre nunca nos excusa o tolera el pecado.

¡Y así es con el pecado de la lengua! Nosotros no debemos atrevernos a continuar hablando chismes, calumnias, palabras argumentativas - y luego postrarnos en la noche y pronunciar una casual oración de confesión: "Señor, si yo he dicho algo malo hoy, perdóname. Cúbreme con la sangre".

¡No! ¡Dios quiere llegar a la maldad que hay en su corazón - la bolsa de veneno escondida dentro suyo! Esta no necesita ser cubierta – sino ser descubierta y removida. Dios quiere sacar de raíz la causa de ello y sanarle a usted completamente. Su problema es, ¡Usted ora para ser cubierto por la sangre cuando usted nunca se ha arrepentido verdaderamente y llegado a la raíz del mal!

3. ¡En el día del juicio, nosotros tendremos que responder por cada palabra descuidada, vana que hayamos hablado!

"Mas yo os digo que de toda palabra ociosa que hablen los hombres, de ella darán cuenta en el día del juicio. Porque por tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás condenado". (Mateo 12:36 -37)

Parece que nosotros pensáramos que nuestras palabras simplemente caen en la tierra y mueren, o que se desvanecen en el aire y se disuelven en la nada. ¡Pero no es así! Nuestras palabras siguen vivas - ¡Ellas no mueren!

Usted puede decir, "Pero yo solamente le dije ese chisme a un amigo, y él prometió que nunca lo repetirá. Que el chisme terminaría con él". ¡No, no terminará ahí! Cada palabra que Usted y yo pronunciamos es grabada, escrita en la eternidad - y nosotros las oiremos todas repetidas para nosotros palabra por palabra en el juicio. ¡Aquellas palabras nos condenarán a menos que las confesemos, renunciemos, y que saquemos fuera las raíces de maldad que nos causó que las pronunciáramos!.

Usted preguntará, "¿Puedo yo simplemente orar una oración general y decir, 'Jesús perdóname, borra todo afuera?". ¡No - Si Usted rehúsa a tratar con la raíz de su pecado!

Yo recuerdo haber llegado a una profunda convicción hace algún tiempo, luego de compartir un bocadillo de vicioso chisme con un amigo. Lo que yo dije era sin duda verdad - era acerca de una situación moral con la que yo tuve que tratar concerniente a cierto ministro. Su nombre apareció en la conversación, y yo dije, "No confíes en él. Yo se algo acerca de él".

Al hablar más de la cuenta, me sentí condenado. El Espíritu Santo me susurró, ¡"Detente ahí mismo" Nadie parece saber sobre aquello. No digas nada mas, porque no hay ningún propósito en ello - es sólo chisme. ¡Aunque sea verdad, no lo repitas - porque ello puede lastimar el carácter del hombre!".

Lo que yo ya había dicho era suficientemente malo. ¡Pero luego yo dejé escapar impulsivamente los sensacionales detalles! Yo sabía que debía permanecer callado. Y, con mucha seguridad, yo estaba profundamente convencido por el Espíritu. Así que después llamé a mi amigo y le dije, "Lo siento - eso fue chisme. Estaba fuera de orden. Por favor no lo repitas. Trata de ni siquiera pensar en ello".

Mi amigo me aseguró que era un tema terminado. "Yo no conozco al sujeto", dijo. "Y yo nunca repito semejantes cosas". Eso pareció tranquilizar mi espíritu al principio. Pero la convicción del Espíritu Santo todavía me importunaba. ¿Por qué? ¿Por que yo no lo podía dejar? ¡Porque cuando usted planta algo en la mente de alguien, usted no puede arrancarlo fuera! Inclusive si nunca es repetido. ¡Esto no muere allí!".

El sentimiento que continuó importunando en mi era: ¿Por que lo hice? Dios, ¿Tengo yo algo en contra de él? ¿Estaba yo secretamente contento con su caída? ¿Por que no estaba yo ya interesado en su recuperación? ¿Que clase de corazón tengo yo? Señor, perdóname. Pero también sáname de esto. Yo no quiero enfrentarte en el día del juicio con ninguna cosa maligna sin resolver dentro de mí".

¿Está mi pecado cubierto con la sangre de Jesús? Sí - porque yo reconocí completamente de que había pecado cruelmente. Y yo permití al Espíritu Santo que me mostrara algo de lo que todavía quedaba en mí de orgullo legalista. ¡Yo le permití que me humillara y me sanara!. Ahora, cada vez que yo comienzo a decir algo en contra de alguien, yo obedezco al Espíritu Santo al escucharle decir, alto y claro, "Detente".

La advertencia de Jesús despertó el temor de Dios en mí: "Porque por tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás condenado". (Mateo 12:37). ¡Por nuestras palabras! Jesús no dijo que nosotros seríamos condenados por lujuria o drogas o alcohol; esos son pecados feos, y si, habrá juicio por causa de ellos. Pero, más bien Jesús nos dijo, "¡Ustedes van a ser juzgados por sus palabras - por todo lo que ustedes han dicho!".

Yo le pregunto - ¿Es usted uno de esos que bendice con su lengua, y sin embargo también maldice? "Con ella bendecimos al Dios y Padre, y con ella maldecimos a los hombres, que están hechos a la semejanza de Dios. De una misma boca proceden bendición y maldición. Hermanos míos, esto no debe ser así". (Santiago 3: 9-10)

La palabra griega aquí para maldición significa "derrumbar, traer hacia abajo, denunciar como maldad". Y sin embargo, con mucha frecuencia de nuestra boca salen alabanzas a Dios, adoración y bendición a él - pero también chismes maliciosos que derriban la reputación de Sus siervos. ¡Tales charlatanerías derriban al cuerpo de Cristo! ¡Esto se opone al trabajo de Dios!

Inclusive usted puede dañar la reputación de una persona sin decir una palabra - simplemente haciendo expresiones faciales negativas. En una ocasión se me preguntó acerca de cierto individuo con el cual yo había tenido que lidiar concerniente a un cierto número de problemas. Cuando me preguntaron acerca de esa persona, yo no dije una palabra - simplemente arrugué mi nariz y sacudí mi cabeza. La persona que me preguntaba me dijo, "Bien, usted no ha tenido que decir una palabra, pero usted me ha dicho todo lo que yo necesito saber". ¡Yo había plantado pensamientos negativos en la mente de aquella persona! Esto también se relaciona con una lengua indómita.

Ahora, algunos creyentes son muy cuidadosos de no hablar sus pensamientos, no son descuidados con sus palabras. Sin embargo, muchas de las cosas buenas que los cristianos dicen son hipócritas - ¡Porque sus pensamientos están llenos de maldad! Solamente consultan para arrojarle de su grandeza. "Aman la mentira; con su boca bendicen, pero maldicen con su corazón". (Salmo 62:4)

Estas personas toman su mano, sonríen cálidamente, y le dicen cosas lindas, como, "¿Qué tal está usted? ¡Que bueno verle! ¡Que bien que se lo ve! Pero al alejarse ellos hablan entre dientes a alguien cercano, "Que farsante". Parece una muerta recalentada. ¿Vio usted cuanto peso ha ganado? ¡Sus ojos se ven terribles!" "Porque en la boca de ellos no hay sinceridad; sus entrañas son maldad, sepulcro abierto es su garganta, con su lengua hablan lisonjas". (Salmo 5,9)

Ningún cristiano tiene que tener este tipo de actitud. Descanse tranquilo, hay raíces de amargura y rebelión en esa persona - ¡Algo desesperadamente malo en su corazón! Un verdadero creyente que camina cerca del Señor no puede ni siquiera concebir ese tipo de comportamiento.

Usted dirá, "espere un minuto. Primero usted me dice a mí cuan serio es tener una lengua indómita. ¿Pero ahora usted dice que yo voy a ser juzgado por los meros pensamientos acerca de la gente?".

Absolutamente - ¡Sí!

"Pesada es la piedra, y la arena pesa; más la ira del necio es más pesada que ambas". (Proverbios 27:3) "No hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor". (I Corintios 13: 5) Muéstreme una persona con una naturaleza desconfiada, y yo le mostraré a usted alguien con un espíritu legalista. Esa persona tiene una naturaleza testaruda, quizás nunca completamente rendida a Jesús. ¡Siempre sospecha de otros de caer en las cosas en las que el mismo estuvo muy tentado a hacer!

Quizás la persona más peligrosa, sin embargo, es aquella que se la pasa en habladurías - aquel que se involucra en conversaciones que no son edificantes, sino destructivas - ¡Y que sin embargo cree que no significa daño alguno! Cuando usted le cuestiona acerca de ello, puede que incluso tenga lágrimas en sus ojos y diga con pena, "Yo no soy así. Yo amo mucho mi iglesia - yo amo al cuerpo de Cristo. Si, yo quizás haya podido decir cosas que puedan interpretarse como chismes o habladurías. Pero Dios conoce mi corazón. Yo nunca tuve intención de hacer daño".

¡Semejante actitud es peligrosa! ¡La Biblia dice que grandes fuegos son causados por chispas pequeñas! Y su pequeña chispa puede encender un gran fuego, incluso cuando usted no quiera que esto salga fuera de su control. Así también la lengua es un miembro pequeño, pero se jacta de grandes cosas. He aquí, ¡Cuán grande bosque enciende un pequeño fuego!". (Santiago 3:5). ¡Usted puede descuidadamente lanzar un comentario de algo interesante acerca de alguien - y ello puede terminar afectando el carácter, el espíritu y la misma naturaleza de esa persona!

No importa cuál fue su motivo - el daño ha sido hecho. Su pequeña chispa ha iniciado un fuego, y está rabiando fuera de control. Esto puede dañar una reputación. Esto puede traer a alguien vergüenza, deshonra y pena. Y no importa cuál fuera su motivo al decirlo, usted es todavía culpable - ¡Usted es el incendiario! ¡Fue su lengua indómita la que comenzó todo ello!

¿Cómo puede usted obtener control sobre el arma mortal de su lengua?

Usted no Puede Domar su Propia Lengua ¡Dios Debe Hacerlo!

"Pero ningún hombre puede domar la lengua, que es un mal que no puede ser refrenado, lleno de veneno mortal". (Santiago 3:8)

Como espera Dios que nosotros frenemos o domestiquemos nuestra lengua cuando Su Palabra dice que ningún hombre puede hacerlo. Jesús nos da la respuesta: "Y mirándolos Jesús, les dijo: Para los hombres esto es imposible, mas para Dios todo es posible". (Mateo 19:26) Usted no puede domesticar su lengua por usted mismo, como no puede un caballo salvaje domarse a si mismo. Los caballos salvajes son domados por expertos entrenadores que los "quiebran". Y el Espíritu Santo es nuestro entrenador. ¡Sólo él puede quebrar nuestras lenguas indómitas y salvajes!
El profeta Isaías nos provee con un ejemplo de como podemos lidiar con nuestra lengua:

Isaías se apartó cerca del Señor, y oró por una visión de la santidad de Dios. Él dijo: ... Yo vi... al Señor... sobre un trono... alto y elevado... (Isaías 6,1)

Cualquiera que quiera vivir complaciendo al Señor debe constantemente ir a Su presencia hasta que obtiene una visión de la santidad de Dios. Toda sanidad, toda verdadera bendición, todas las victorias comienzan en Su trono. ¡Ahí es donde nosotros vemos a Dios en Su santidad!

En la presencia santa de Dios Isaías se sintió profundamente convencido de tener labios impuros. "Entonces dije ¡Ay de mí! Que soy muerto; porque siendo hombre inmundo de labios, y habitando en medio de pueblo que tiene labios inmundos, han visto mis ojos al Rey, Yahvé de los ejércitos". (Versículo 5)

¿Por qué Isaías clamó, "Yo soy un hombre de labios impuros"? ¡Fue porque él había visto al Rey de Gloria! ¡"Yo lo he visto en mi mente - Yo he visto la gloria de Su santidad! "¡Y yo se que El no tolerará el pecado!". Nuestro pecado llega a ser excesivamente pecaminoso cuando nosotros estamos en la presencia de Dios. ¡La luz de su rostro santo expone todo lo que es diferente a él!

Isaías permitió que el Señor lo tocara y le limpiara con Su fuego santo. "Y voló hacia mi uno de los serafines teniendo en su mano un carbón encendido, tomado del altar con unas tenazas; y tocando con él sobre mi boca, dijo: He aquí que esto tocó tus labios, y es quitada tu culpa, y limpio tu pecado". (Versículos 6-7).

La Palabra de Dios es un carbón vivo - ¡Y el Espíritu Santo es su fuego! Ahora mismo usted ha sido tocado por el Espíritu Santo a través de este mensaje. Y Dios quiere poner Su fuego en su lengua y santificarla. Él lo puede hacer por usted - si usted le permite que Su Palabra lo convenza. Él es el único que puede hacerlo. Su parte es simplemente confesar como hizo Isaías, ¡Ay de mí, que soy impuro!

¡El secreto de la victoria sobre las drogas, el alcohol o una lengua incontrolable es acercarse a Jesús - intimar con él - conocerle! Apartarse cerca en Su presencia le revelará lo que está en su corazón. Muchos cristianos continúan murmurando e infamando porque ellos realmente nunca han estado cerca de Cristo. ¡Nunca han tenido la intimidad suficiente para ver cuan indómitas son sus lenguas!

Permita que esta palabra vaya directamente a su corazón y le purifique con su fuego. Confiese "Si, soy yo Señor! ¡No voy a permitir que esta palabra pase de largo! ¡Purifica mis labios, purifica mi lengua. Limpia mi lengua y mi corazón!".

Pídale al Espíritu Santo que ponga tal convicción en usted que cada vez que comience a decir algo descuidado, poco razonado o poco amable, El levante una bandera y la ondee ante usted. Pídale que le haga muy sensitivo a Su voz - y entonces obedézcale cuando él le hable. Podrá ser que él le detenga en medio de una frase con la convicción del Espíritu Santo, y usted le dirá a la persona con la cual está hablando, "Lo siento - Dios me dijo que me detenga acá. Dejémoslo ahora. Olvídelo!".

Permita de aquí en adelante que sólo bendiciones provengan de su vida ¡De un corazón puro y una lengua amable - domada por la oración y por el Espíritu Santo!

la contemplación o las gracias místicas El las da a quién quiere, cómo quiere, cuándo quiere y dónde quiere...



ORACION CONTEMPLATIVA o CONTEMPLACION

En este tipo de oración el orante no razona, sino que trata de silenciar su cuerpo y su mente para estarse en silencio con Dios.

La oración de silencio o contemplativa ha sido descrita detalladamente en las obras de dos Doctores de la Iglesia: Santa Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz.

La búsqueda en nuestro interior o interiorización se fundamenta en un dato de fe: Dios nos inhabita, somos "templos del Espíritu Santo" (cf. 1 Cor 3, 16).

“Entra", dice Santa Teresa, porque tienes "al Emperador del cielo y de la tierra en tu casa... no ha menester alas para ir a buscarle, sino ponerse en soledad y mirarle dentro de sí... Llamase recogimiento porque recoge el alma todas las potencias (voluntad, entendimiento, memoria) y se entra dentro de sí con su Dios".

La oración de silencio es un movimiento de interiorización, en la que el orante se entrega a Dios que habita en su interior.  Ya no razona acerca de Dios, sino que se queda a solas con Dios en el silencio, y Dios va haciendo en el alma su trabajo de Alfarero para ir moldeándola de acuerdo a Su Voluntad.

La contemplación consiste en ser atraído por el Señor, quedarse con El y dejarle que El actúe en el alma.

La contemplación, según Santo Tomás, es una anticipación de la Visión Beatífica.  Es vivir de manera incompleta y sólo por  un instante lo que Dios vive eternamente.

Sea la contemplación o sean gracias místicas  que pueden darse en este tipo de oración, son don de Dios.  Por ello, no pueden lograrse a base de técnicas.   Ni siquiera son fruto del esfuerzo que se ponga en la oración, sino que como don de Dios que son, El da a quién quiere, cómo quiere, cuándo quiere y dónde quiere.

A Santa Teresa se las daba por cantidad a Santa Teresita por poquitos.   Decía ella “por charquitos”.

Dios es libérrimo y se da a su gusto y decisión: un día puede darnos un regalo de contemplación y al día siguiente podemos sentir la oración totalmente insípida.  Dios es el imprevisible por naturaleza: no podemos prever lo que nos va a dar.  Casi siempre nos sorprende.

Buscar a Dios en la oración de silencio depende del orante.   Recibir el don de la contemplación depende de Dios.   Dice Santa. Teresa: “Es ya cosa sobrenatural... que no la podemos procurar nosotros por diligencias que hagamos".

Pero cuando deseamos ahondar un poco más en la adoración, el Espíritu Santo puede darnos un poco de consuelo, haciéndonos sentir su Amor, su consentimiento, sus gracias.

Es muy importante tener en  cuenta que las gracias místicas que puedan derivarse de este tipo de oración no son su verdadero fruto, ni siquiera son necesarias para obtener ese fruto.

En la contemplación somos instruidos por el Espíritu Santo de manera especial, en silencio, aún sin ver ni oír nada.  Si es Voluntad Divina, el Espíritu Santo puede regalarnos gracias especiales de visión o de escucha, hasta de olfato.  Pero las gracias verdaderamente importantes no están en esas experiencias sensoriales, que son consentimientos del Señor y que no son indispensables para avanzar en la oración.

El fruto verdadero de la oración (vocal, mental o contemplativa) es:

- ir descubriendo la Voluntad de Dios para nuestra vida.
- irnos haciendo dóciles a la Voluntad de Dios.
- llegar a que sea la Voluntad de Dios y no la propia la que rija nuestra vida: nuestra voluntad unida a la de Dios, o sea, la “unión de voluntades” de que habla Santa Teresa.

Un error común es creer que ésta, que es la oración más elevada, está reservada sólo para unas poquísimas almas escogidas, generalmente monjas o monjes de claustros y comunidades contemplativas.  Ese concepto le encanta al Enemigo, que no quiere que seamos verdaderos orantes.

La oración de silencio, de recogimiento, de contemplación es para todo aquél que desee buscarla.  Santa Teresa de Jesús dice que la oración contemplativa es la "Fuente de Agua Viva" que Jesús promete a la samaritana y que la promete para  "todo el que beba de esta agua no volverá a tener sed" (Jn 4, 13).  No dice el Señor que la dará a unos y a otros, no


“La Meditación, debe ser practicada en el tiempo apropiado, y no durante el tiempo de lectura. Yo creo que la mejor forma de meditar es la siguiente: Cuando por un acto de fe viva usted es puesto en la presencia de Dios, lea una verdad donde haya sustancia; pause gentilmente de ahí en adelante, no para emplear la razón, sino solo para fijar la mente; observando que el principal ejercicio debe ser siempre la presencia de Dios, y que el sujeto, por lo tanto, debe ser para detener la mente y no para ejercitarla en el razonamiento.

Entonces, permitamos una fe viviente inmediatamente presente en la parte más profunda de nuestra alma, producir un ferviente hundimiento en nosotros mismos, impidiendo que nuestros sentidos se dispersen. Esto sirve para liberarnos en primera instancia de numerosas distracciones, para alejarnos bien de objetos externos, y traernos más cerca de Dios, el cual sólo puede ser encontrado en nuestro centro más íntimo.

Por si no quedó claro se recomienda altamente el no uso de la razón. Aparta de ti toda reflexión, pues verás que te resulta difícil razonar cómo Dios te guía. Si te has empeñado en perseguir a la razón, puedes llegar a ser todo un experto en ello, y puedes llegar a convencerte a ti mismo de seguir tu propio camino. O peor, razonarás que estás siguiendo a Dios. En cambio, el cristiano debe vaciarse por completo, entendiéndose por ello, ser poseído por Dios totalmente: Debes entender y aceptar que el camino de la cruz - este camino de dejarte ser vaciado por completo - es un camino repleto de áridos desiertos … pero el que conduce a "verdaderos anticipos de cielo”

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Tenemos un Dios Redentor


A. LOS NOMBRES REDENTORES DE DIOS

Comenzamos a entender algo del interés de Dios hacia el hombre como un todo (espíritu, alma y cuerpo) cuando consideramos los nombres o títulos redentores de Yahvé Dios.

El nombre Yahvé significa: "El Existente Por Sí Mismo". Se usa con referencia especial a la obra redentora de Dios. Hay siete nombres compuestos en las Escrituras que se usan con el nombre de Yahvé. Cada uno de ellos revela un aspecto particular de la redención que Él ha provisto.

1. Yahvé Jireh (Gn 22:14): "Yahvé Proveerá"

De esa manera fue que Yahvé Dios se presentó a Sí mismo en el monte Moriah a Abraham. En obediencia a Su mandato, él estuvo próximo a ofrecer a su único hijo en sacrificio. Súbitamente escuchó la voz de Dios que le dijo: "No extiendas tu mano sobre el muchacho, ni le hagas nada; porque ya conozco que temes a Dios". Él le proveyó un sacrificio en un zarzal cerca del lugar. "Y llamó Abraham el nombre de aquel lugar, Yahvé proveerá." ¡Cuán maravilloso es saber que Dios se comprometió para proveernos un Redentor!


2. Yahvé Rafá (Ex 15:26): "Yo Soy Yahvé Que Te Sana"

Poco después que Dios sacó a Su pueblo de Egipto, se le reveló como su Salvador y Libertador. Ahora lo hace también como su Sanador.
El Antiguo Testamento muestra claramente que la sanidad es una parte integral de la redención. Pablo nos dice que el Nuevo Pacto es un "Pacto Mejor", superior en todo. Si el Antiguo Pacto hizo provisión para el hombre global, cuánto más lo haría el Nuevo.


3. Yahvé -Nisi (Ex 17:15): "Yahvé, Nuestro Estandarte O Nuestro Vencedor"

Moisés mantenía sus manos levantadas hacia Dios y se obtuvo una gran victoria. Moisés edificó un altar a Dios y llamó aquel lugar "Yahvé-Nisi", el Señor que extendió el estandarte de Su victoria sobre nosotros.


4. Yahvé-Shalom (Jue 6:23): "Yahvé Nuestra Paz"

Este título redentor nos revela el glorioso privilegio de conocer y poseer la paz de Dios a través de la redención que recibimos en Cristo. Es una plenitud de paz que literalmente significa: "La posesión de todas las cosas necesarias para la paz de una persona".
La Biblia dice de Cristo: "El es nuestra paz" (Ef 2:14). El término "paz" (en hebreo shalom) significa bienestar, integridad, para nuestra totalidad, nuestro total bienestar.


5. Yahvé Raah (Sal 23:1): "Yahvé Es Mi Pastor"

Este salmo de David describe la felicidad y seguridad de aquél que está bajo un pastor como el Señor. La expresión "Yahvé es mi pastor" enfatiza Su preocupación compasiva. Puesto que somos ovejas de Su prado, es maravilloso saber que la redención de Cristo nos ha provisto la protección de un pastor tan amoroso y considerado.


6. Yahvé-Tsidkenu (Jer 23:6): "Yahvé, Justicia Nuestra"

Jesucristo hizo posible que nosotros viniéramos a ser la justicia de Dios en Él. Logró esto al hacerse pecado y llevar la sentencia y castigo de Dios en nuestro lugar. La redención de Cristo no sólo nos salvó, sino que también nos declaró justos ante el Padre. "El cual nos ha sido hecho por Dios sabiduría, justificación, santificación y redención" (1 Co 1:30).


7. Yahvé-Sama (Ez 48:35): "Yahvé Está Presente"

La presencia de Dios fue restaurada en nuestras vidas por Jesucristo. Adán fue echado fuera de la presencia de Dios, pero Cristo el segundo Adán, nos llevó de regreso a la grata presencia del Padre. Como Su pueblo redimido, tenemos la bendición de Su presencia continuamente.

Cada uno de estos nombres redentores revelan las diversas bendiciones que el Padre tiene disponibles para nosotros a través de Cristo. La sanidad no es un privilegio especial de una minoría favorecida, sino el derecho redentor de todos los que cumplen con los requisitos del pacto. Dios fue Yahvé-rafá para Israel. Él declara al respecto: "Porque yo Yahve no cambio" (Mal 3:6).


B. JESUCRISTO, NUESTRO SANADOR

Toda bendición que recibimos de Dios viene a través de la victoria de Cristo en el Calvario. Esto incluye la sanidad divina.

La palabra sacrificio expiatorio significa restaurar la unidad del hombre con Dios. El propósito es restaurar todo lo que el hombre perdió como resultado de la Caída. Una de las cosas que perdió fue la salud. Así que, la salud fue restaurada por medio del sacrificio expiatorio de Jesús.


1. Sanidad A Través Del Sacrificio Expiatorio

El pecado y la enfermedad son la doble maldición que recayó sobre toda la humanidad. Jesús proveyó una cura doble para una maldición doble. Isaías 53 nos relata una historia muy clara al respecto.
"Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores" (Is 53:4).

Diversos eruditos han señalado que el término Kholee, cuyo significado es "Dolores", (en algunos idiomas) es traducido la mayoría de las veces como "enfermedades". Se deriva de la palabra Chalah, que significa estar "débil, enfermo o afligido". Además, la palabra o vocablo Makob, que significa "pesares", es generalmente traducido "dolores".

Con esto en mente, podemos entender el comentario de Mateo sobre Isaías 53:4: "El mismo tomó nuestras enfermedades, y llevó nuestras dolencias" (Mt 8:17). La interpretación de Mateo es más correcta, sosteniendo el hecho de que la sanidad física se recibe a través del sacrificio expiatorio de Cristo.
Hay dos verbos en Isaías 53:4 que tienen un gran significado. El primero es "llevó" (en hebreo = nasa), que es el mismo verbo usado en Isaías 53:12: "Habiendo él llevado el pecado de muchos".

Puesto que el mismo verbo es usado en ambos versículos, entendemos que Cristo "llevó" nuestras enfermedades de la misma manera en la que llevó nuestros pecados, al sufrir en nuestro lugar. Esto es también cierto con relación a nuestras enfermedades. Cristo lo sufrió por nosotros.
Debido a que llevó mis pecados en mi lugar, hoy estoy libre de ellos. Cristo llevó tanto nuestros pecados como nuestras enfermedades sobre Sí mismo; por consiguiente, hay perdón y sanidad para todos los que la reciban por fe.

El segundo verbo es "llevado" (en hebreo cabal), que puede significar ‘llevar algo como un castigo'. Es usado en Isaías 53:11 como sigue: "Y llevará las iniquidades de ellos". En ambos casos se usa el mismo verbo hebreo con relación a nuestros pecados y enfermedades.

La conclusión gloriosa es que si Cristo llevó el castigo o condena por mis pecados, entonces, no tengo por qué llevarla. Si Él llevó mis enfermedades, no tengo por qué llevarlas sobre mi cuerpo.


2. La Sanidad Fue Comprada En El Calvario

Somos justificados al creer que el sacrificio expiatorio de Cristo en la cruz provee el remedio perfecto para el hombre en su aspecto total, espíritu, alma y cuerpo. Cristo compró la perfección de la humanidad a través de Su muerte.

El Nuevo Testamento griego confirma la conclusión de que nuestra redención en Cristo incluye la sanidad al igual que el perdón.

El verbo común para ‘salvar' es ‘sozo', que comunica la idea de integridad o sanidad perfecta. La palabra traducida como ‘salvo' en Romanos 10:9: "...serás salvo" es la misma palabra que es traducida ‘sano' en Marcos 6:56. "...y todos [los enfermos] los que le tocaban [a Cristo] quedaban sanos". El término ‘sozo' es usado en ambos versículos.

Ningún cristiano negaría que Sus sufrimientos todavía expían nuestros pecados. ¿Por qué, entonces, imaginar que la sanidad divina no es para nuestra época?

Puesto que Él fue un Dios sanador en el Antiguo Testamento, aún lo sigue siendo en nuestros días. Todavía esYahvé-Rafá, el Dios que te sana, porque no cambia. Él es un Dios consistente. Su carácter, naturaleza y disposición son inmutables. Por lo tanto, Su voluntad es también inmutable.


3. El Ministerio De Sanidad De Cristo

Jesucristo mismo es nuestro mejor ejemplo del ministerio de sanidad. La verdadera naturaleza y corazón de Dios se ven más claramente en Jesucristo.

Felipe solicitó: "Señor, muéstranos el Padre, y nos basta. Jesús le dijo: ¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros, y no me has conocido, Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre; ¿cómo, pues, dices tú: Muéstranos el Padre?¿No crees que yo soy en el Padre, y el Padre en mí? Las palabras que yo os hablo, no las hablo por mi propia cuenta, sino que el Padre que mora en mí, él hace las obras. Creedme que yo soy en el Padre, y el Padre en mí; de otra manera, creedme por las mismas obras. De cierto, de cierto os digo: El que en mí cree, las obras que yo hago, él las hará también; y aun mayores hará, porque yo voy al Padre" (Jn 14:8-12).

Este pasaje nos enseña que Jesús vino para mostrarnos lo que Dios es en Su naturaleza inmutable a través de Su ministerio y vida. Jesús nos muestra que está interesado en la naturaleza total del hombre.
Sanó cuando se necesitaba sanidad. Alimentó a la multitud cuando estaba necesitada de alimentos. Mostró el amor del Padre por el hombre tal y como había sido creado, en espíritu, alma y cuerpo.

Aprendemos además algo acerca de cómo Jesús evaluó Sus milagros. Para Él, los milagros confirmaban la verdad de Sus palabras.

También somos animados a creer en el poder sanador de Cristo en nuestro ministerio de sanidad divina. Pues Él dijo: "El que cree en mí, las obras que yo hago, él las hará también".


4. ¿Por Qué Sanaba Cristo?


a. Para Cumplir Con Su Ministerio Profético.

Cuando la multitud se congregó después de la sanidad de la suegra de Pedro, Mateo nos dice: "…y sanó a todos los enfermos; para que se cumpliese lo dicho por el profeta Isaías, cuando dijo: El mismo tomó nuestras enfermedades, y llevó nuestras dolencias" (Is 53:4-6 y Mt 8:16, 17).

b. Para Expresar Su Compasión.

Numerosos pasajes mencionan la compasión de Cristo, la cual, le motivaba a satisfacer las necesidades de la gente. Jesús era "movido a compasión por ellos, y sanó a los que… estaban enfermos" (Mt 14:14; 20:34; Mr 1:40, 41; 5:19; 9:22).

c. Para Comunicar La Misericordia De Dios.

Al hablar de Epafrodito, Pablo dijo: "…Dios tuvo misericordia de él, y no solamente de él, sino también de mí [Pablo]" (Fil 2:27).

d. Para Probar Que Verdaderamente Dios Le Había Enviado.

Los milagros y sanidades que acompañaron el ministerio de Jesús, eran las señales o credenciales que probaban que el Padre estaba con Él. Pedro lo llamó de la siguiente manera: "Varones israelitas, oíd estas palabras: Jesús nazareno, varón aprobado por Dios entre vosotros con las maravillas, prodigios y señales que Dios hizo entre vosotros por medio de él, como vosotros mismos sabéis" (Hch 2:22).

e. Para Destruir Las Obras Del Diablo.

"Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo" (1 Jn 3:8).
"Cómo Dios ungió con el Espíritu Santo y con poder a Jesús de Nazaret, y cómo éste anduvo haciendo bienes y sanando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él" (Hch 10:38).
"… para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo" (He 2:14).  Dar paz...

f. Para Manifestar Las Obras De Dios.

Jesús y sus discípulos se encontraron un día con un hombre que era ciego de nacimiento. Los discípulos sentían curiosidad por conocer la causa de la ceguera de este hombre. ¿Fue tal la ceguera del resultado de su pecado o del de sus padres?

Sin embargo, Jesús se interesaba en otra cosa. Él les dijo: "No es que pecó éste, ni sus padres, sino para que las obras de Dios se manifiesten en él. Me es necesario hacer las obras del que me envió, entre tanto que el día dura" (Jn 9:1-7).

Luego, procedió a sanar al ciego, mostrando claramente que una de las razones por la que sanaba era para manifestar las obras de Dios.


g. Para Manifestar La Gloria De Dios.

Las obras poderosas de Dios fueron ejecutadas por Jesús para que Su Padre fuera glorificado. Cuando Jesús estaba junto a la tumba de Lázaro, le dijo a Marta: "Jesús le dijo: ¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios?" (Jn 11:40).

En Lucas 13:10-17, leemos la historia de una mujer que había estado sometida a un espíritu de enfermedad durante dieciocho años y cómo Jesús la libró del mismo.

El versículo 13 nos dice: "Y puso las manos sobre ella; y ella se enderezó luego, y glorificaba a Dios" Note que fue después de ser sanada glorificó a Dios.


5. Algunos De Los Métodos Que Jesús Empleó Para Sanar

Jesús no empleó un sólo método para sanar a los enfermos. Él les ministró de diversas maneras. Consideremos brevemente unas cuantas de éstas.


a. Hablando La Palabra De Autoridad.

El oficial romano que se acercó a Jesús (Mt 8:5-13) en beneficio de su sirviente, reconoció que Él hablaba con autoridad. Como oficial del ejército, estaba acostumbrado a dar y a recibir órdenes.

Sabía que una orden tenía que ser ejecutada al momento. Estaba tan impresionado con la autoridad de Cristo, que se le acercó implorándole: "…solamente di la palabra, y mi criado sanará" (v 8). Más tarde descubrió que su siervo había sido sanado a la misma hora que Jesús habló la palabra.

Nosotros también tenemos autoridad en el nombre de Jesús, pues Él mismo declaró: "Porque de cierto os digo que cualquiera que dijere a este monte: Quítate y échate en el mar, y no dudare en su corazón, sino creyere que será hecho lo que dice, lo que diga le será hecho" (Mr 11:23).


b. Imponiendo Las Manos Sobre Los Enfermos.

Jesús solía imponer las manos sobre los enfermos para administrarles sanidad. La gente tenía gran fe en la imposición de manos debido a su trasfondo cultural.
Jairo le suplicó a Jesús que fuera y colocara Sus manos sobre su hija, quien yacía al borde de la muerte (Mr 5:21-23).

Cuando Jesús regresó a Nazaret, la ciudad en que vivía, Marcos 6:5 registra lo siguiente: "…salvo que sanó a unos pocos enfermos, poniendo sobre ellos las manos". En Lucas 4:40 leemos que muchos venían a Jesús padeciendo toda suerte de dolencias. Entonces "poniendo las manos sobre cada uno de ellos, los sanaba".


c. El Reprendía Las Enfermedades.

Jesús se dirigía a veces verbalmente a las enfermedades para reprenderlas y ordenarles que salieran fuera. Lucas registra dos incidentes interesantes en el capítulo cuatro de su evangelio.
El primero, se relaciona con un hombre en la sinagoga que tenía un espíritu inmundo. Jesús lo reprendió diciéndole: "Cállate y sal de él". El espíritu inmundo le obedeció inmediatamente, y salió del hombre (Lucas 4).

Jesús y algunos de sus discípulos salieron de la sinagoga hacia la casa de Pedro, donde encontraron a su suegra enferma con fiebre. Lucas relata que El "reprendió" la fiebre, la cual, le dejó al momento, se levantó del lecho y les servía (Lc 4:38-39).
Lo interesante del caso es que la palabra "reprendió" es la misma en ambos incidentes. Jesús trató a la fiebre como había tratado al espíritu. Reprendió a ambos verbalmente, ordenándoles que salieran, y así lo hicieron.


d. El Tocaba Las Personas.

"Jesús extendió la mano y le tocó, diciendo: Quiero; sé limpio. Y al instante su lepra desapareció" (Mt 8:3).
"Entonces les tocó los ojos, diciendo: Conforme a vuestra fe os sea hecho" (Mt 9:29).
Cuando Pedro hirió al sirviente del Sumo Sacerdote, cortándole la oreja, leemos lo siguiente: "Y tocando su oreja, le sanó" (Lc 22:51). Hay más incidentes en los cuales Jesús tocó personas y las sanó.

e. Las Personas Tocaban A Cristo.

"Cuando le conocieron los hombres de aquel lugar, enviaron noticia por toda aquella tierra alrededor, y trajeron a él todos los enfermos; y le rogaban que les dejase tocar solamente el borde de su manto; y todos los que lo tocaron, quedaron sanos" (Mt 14:35, 36).

"Pero una mujer que desde hacía doce años padecía de flujo de sangre, y había sufrido mucho de muchos médicos, y gastado todo lo que tenía, y nada había aprovechado, antes le iba peor, cuando oyó hablar de Jesús, vino por detrás entre la multitud, y tocó su manto. Porque decía: Si tocare tan solamente su manto, seré salva.



Y en seguida la fuente de su sangre se secó; y sintió en el cuerpo que estaba sana de aquel azote" (Mr 5:25-29).

Experimentando a Dios a través de la oración. (Apuntes)



APUNTES SOBRE LA ORACIÓN
Experimentando a Dios a través de la oración.


Madame Guyon (1648-1717), de nacionalidad francesa, sufrió persecución a causa de su fe. Estuvo más de siete años encarcelada en la Bastilla. Sus libros han servido de inspiración a muchos cristianos en su búsqueda de una vida espiritual más plena. Los textos aquí incluidos son extractos de su libro Experimentando a Dios a través de la oración.

Del corazón
“Debes aprender a orar de tu propio corazón y no de tu cabeza. La mente de un hombre es tan limitada en su operación, que sólo puede enfocarse sobre un objeto a la vez, pero la oración que sale del corazón no puede ser interrumpida por la razón.”

Más fácil que respirar
“Necesitamos conocer cómo buscar a Dios, y esto es más fácil y más natural que respirar. Por medio de la oración podéis vivir en la presencia de Dios con tan poco esfuerzo, como vivís con el aire que ahora estáis respirando.”

La actitud correcta
“Derrama el deseo de tu corazón delante del Padre, y espera en silencio delante de Él. Siempre deja un tiempo en silencio al orar, no sea que el Padre celestial quiera revelarte su voluntad. Ven al Padre como un hijo indefenso, herido por diversas caídas, destituido de la fortaleza para permanecer en pie, o del poder para limpiarte a ti mismo.”

Sin repeticiones
“Nos os carguéis a vosotros mismos con repetición frecuente de formas ya hechas u oraciones estudiadas. Es mucho mejor ser totalmente conducido por el Espíritu Santo.”

Sequía
“No seas impaciente en tus momentos de sequía, espera con paciencia a Dios; al hacer esto, tu vida de oración aumentará y será renovada. En abandono y contentamiento aprende a esperar el regreso de tu Amado.”

Abandono
“Una fe grande produce un abandono grande. El abandono significa despojarse de todas las cuitas o preocupaciones egoístas, con objeto de estar totalmente a su divina disposición. Debes entregar tanto las cosas externas como las internas. Olvídate de ti mismo; sólo piensa en Él. Al hacerlo, tu corazón permanecerá libre y en paz.”

Quietud
“Estar internamente ocupado con Dios, es totalmente incompatible con estar ocupado con un millar de trivialidades. Deberías repetir el proceso de estar internamente en quietud tan a menudo como te vengan distracciones.”

Indignidad
“Tened cuidado de no dejar que vuestra mente se detenga mucho en vuestra debilidad y en vuestro inmerecimiento. Estos sentimientos excesivos surgen de una raíz de orgullo, y de un amor a nuestra propia excelencia."

Devoción interior
“La decadencia de la santidad interna es incuestionablemente el origen de muchos pecados que han aparecido en el mundo. Todos estos desaparecerían si la devoción interior fuese restablecida. El pecado toma posesión del alma deficiente en fe y oración.”

Jóvenes
“Enseñad a los jóvenes a orar, no mediante razonamiento o método, sino por medio de la oración que sale del corazón, la oración que sale del Espíritu de Dios, en vez del invento del hombre. Dirigirlos a orar en formas preelaboradas creará enormes obstáculos; al esforzaros en enseñarles el lenguaje refinado de la oración, los habréis descarriado. Y entonces, vosotros, niños, hablad a vuestro Padre celestial en vuestro lenguaje natural. Aunque sea simple para ti, no lo es para Él. Un padre se agrada más de que le hablen con amor y respeto, porque viene del corazón, en vez que con palabras elaboradas secas y estériles.”

Avanzar hasta el final
“¿No sería una cruel injusticia conducir a un hombre sediento a un fresco manantial, y después atarle para que no pudiera alcanzarlo, y verle cómo muere de sed? Sin embargo, esto es lo que nosotros hacemos a diario.
Nuestro viaje hacia Dios tiene su comienzo, su progreso y su término.
Cuanto más cerca llegamos del final del camino, más atrás queda el comienzo. Debemos dejar el comienzo para llegar al final. Avanzad, avanzad, avanzad para conocer a Dios.”

El lactante
“Cuando un niño saca leche de su madre, comienza moviendo su pequeña boca y sus labios; pero una vez que su alimento comienza a fluir con abundancia, se queda quieto tragando sin ningún esfuerzo. Es así como nosotros debemos de actuar en el comienzo en nuestra oración. Mueve tus labios en alabanza y en sentimiento, pero tan pronto como la leche de la divina gracia fluya gratuitamente, en quietud, trágala. Cuando deje de fluir,
aviva tu afecto otra vez, como el niño mueve sus labios. No lo estropees forzando la multiplicidad del yo en este acto maravilloso de gracia. ¿Quién podría creer que suavemente y sin esfuerzo podemos recibir nuestro alimento como un bebé recibe su leche? Sin embargo, cuanto más en paz se queda un niño, más alimento recibe. Incluso, quizá duerma mientras mama. Es así como tu espíritu debería estar en la oración, apacible, relajado y sin esfuerzo.”


Los moradores de Sión


Los moradores de Sión

Los moradores de Sión:
El sello distintivo de los verdaderos adoradores.

En una ocasión, hace muchos años, escuché a un predicador decir las siguientes palabras: «Usted necesita nacer en Sión». Como en tantas oportunidades, cuando escuchamos algo que se nos hace interesante, lo apunté en las notas que estuve tomando de ese mensaje.

Después, al estar examinando mis notas, me topé con esa frase de nuevo y no pude recordar el contexto de la misma, así que fui a uno de los pasajes que citó el predicador y, ¡vaya descubrimiento! El pasaje era el Salmo 87. Después de buscarlo emprendí un viaje muy interesante que me llevó a conocer la realidad de esa frase que él había dicho. En efecto, ¡yo necesitaba nacer en Sión! Usted también, así que vamos al Salmo 87 y empecemos desde ahí.

Su cimiento está en el monte santo. Ama Yahvé las puertas de Sión más que todas las moradas de Jacob. Cosas gloriosas se han dicho de ti, Ciudad de Dios. Yo me acordaré de Rahab y de Babilonia entre los que me conocen; He aquí Filistea y Tiro, con Etiopía; Este nació allá. Y de Sión se dirá: Este y aquél han nacido en ella, y el Altísimo mismo la establecerá. Yahvé contará al inscribir a los pueblos: Este nació allí. Y cantores y tañedores en ella dirán: Todas mis fuentes están en ti.

Hay muchísimo que ver en este capítulo, pero lo primero que quiero investigar es en relación a lo que dice en el verso 2: «Ama Yahvé las puertas de Sión MÁS que todas las moradas de Jacob». Mi primera pregunta al leer esto fue: « ¿Qué tiene de especial Sión que no tengan las otras moradas? Por qué amará más el Señor esta habitación que todas las demás?» Esto me llevó a otros pasajes de la Biblia que trataban con Sión y encontré algo todavía más interesante. Dios no tan solo «ama» las puertas de Sión, sino que VIVE en Sión, la tomó como su habitación. Aquí están algunos versos para comprobarlo:

Cantad a Yahvé, que habita en Sión.

Salmo 9,11


Hermosa provincia, el gozo de toda la tierra, es el monte de Sión, a los lados del norte, la ciudad del gran Rey.
Salmo 48,2

Este monte de Sión, donde has habitado.

Salmo 74,2


Y su habitación en Sión.

Salmo 76,2


Sino que escogió la tribu de Judá, el monte de Sión al cual amó.

Salmo 78,68


Pero de todos los versos que había leído a estas alturas, el que más me impactó fue el siguiente:
Porque Yahvé ha elegido a Sión; la quiso por habitación para sí.

Salmo 132,13


Esto nos da a entender, lógicamente,, que el Señor tenía una opción de donde vivir. El pudo haber elegido cualquier otro lugar donde vivir y sin embargo se va a vivir a Sión. Casi puedo imaginarme al Señor viendo todas las diferentes opciones que tenía para donde ir a vivir, y de todos eso lugares, posiblemente algunos de ellos muy atractivos y bonitos, pero no había nada que se comparara a Sión, así que escogió irse a vivir ahí. ¿Qué ha de haber sido lo que le llamó la atención al Señor como para escogerlo como morada? ¿Cuáles habrán sido las cosas que Él buscaba para una habitación? Esto es lo que a mí me intrigaba saber, porque a mí en lo personal me interesa saber dónde vive Dios, ya que ha de ser un lugar impresionante, y si El escogió Sión, yo quiero saber por qué. Siendo usted y yo personas que vivimos en una generación materialista a lo máximo, nos damos cuenta de que no tenemos que satisfacernos con una sola cosa, sino que el mismo consumismo humano nos ha permitido tener miles de opciones a la hora de querer comprar algo. Si alguien se va a mudar a otra área residencial, por ejemplo, busca las mejores opciones, dentro de sus posibilidades económicas, y se muda. Vivimos en una época de la historia humana donde más opciones tenemos para las cosas. No tenemos que estar satisfechos con cualquier cosa, porque al rato llegará una persona que nos ofrecerá algo mucho mejor.

En todas nuestras ciudades hay zonas residenciales que se caracterizan por diferentes cosas. La zona donde vive toda la gente adinerada, por ejemplo, es hermosa y con todos los lujos, porque ahí viven los que pueden pagar para tener esos lujos. Los sectores donde vive toda la gente de clase media, baja, obrera, en fin, tiene características propias de sus habitantes. Cuando abren una urbanización nueva, anuncian todas las características positivas que tiene. Hacen anuncios enormes con dibujos de cómo piensan tener la colonia cuando esté terminada. ¿Se imagina la cantidad de lotes que podrían vender de un fraccionamiento donde anuncien «El Lugar que quiso Dios por Su habitación»? No se darían abasto. Todos querrían comprar el lote de al lado del de Él. El fraccionamiento Sión. Lugar muy interesante. La habitación de Dios. Vamos a ver cuáles son las cosas que hay en Sión que lo hacen un lugar tan especial.

Lo que distingue a Sión


Uno de los pasajes, de varios, que nos dan mucha luz con respecto a Sión es Jeremías 31,12.

Y vendrán con gritos de gozo en lo alto de Sión, y correrán al bien de Yahvé, al pan, al vino, al aceite, y al ganado de las ovejas y de las vacas; y su alma será como huerto de riego, y nunca más tendrán dolor.

¡Con razón le gustó al señor este lugar! Mire nada más todo lo que hay aquí.

Primero, pan. El pan en la Biblia representa la satisfacción de todas nuestras necesidades físicas. En Sión nunca hay hambre porque siempre hay pan, la provisión divina y diaria «<El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy[ ... ]») de pan para cada habitante. Es importante recordar que el Señor siempre ha prometido suplir las necesidades de sus hijos.
**En una ocasión escribe David: «joven fui, y he envejecido, y no he visto justo desamparado, ni su descendencia que mendigue pan» (Salmo 37,25).
**El apóstol Pablo también nos dice: «Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús» (Filipenses 4,19). Tenemos un Dios que se interesa en las necesidades físicas y naturales de cada uno de sus hijos, y no los va a abandonar.
**En Mateo dice: «Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas?» (Mateo 6,26). Muy buena pregunta con una respuesta obvia: claro que sí. El se encargará de que cada habitante de Sión tenga su porción de pan y de que esté bien alimentado.

En segundo lugar, en Sión también tenemos vino. El vino en muchas ocasiones en la Biblia se utiliza para representar alegría, gozo y regocijo. Se usaba el vino en las celebraciones y en las festividades.
**Cuando Cristo, en el capítulo 3 de Juan, visita una boda en Cana, se une a la festividad y les saca del apuro pues se les había acabado el vino.
**En la gran visitación que hubo en el aposento alto en el Día de Pentecostés, en donde fue derramado el Espíritu Santo sobre todos los que estuvieron presentes y empezaron a hablar en otras lenguas,, vemos que la gente que estaba alrededor pensaba que todos los que estaban en el aposento alto se habían emborrachado (Hechos 2.15). ¡Han de haber tenido un escándalo tremendo como para que todos pensaran que estaban borrachos! Me puedo imaginar que estaban gritando, aplaudiendo, cantando y riendo, igual como lo hacen los borrachos. ¿Nunca se ha fijado cómo un borracho tiene un ambiente que lo rodea? Normalmente es un ambiente con mucha música, mucho compañerismo (el borracho hace del extraño su mejor amigo), mucha risa y mucho valor (se le enfrenta a cualquiera y a nadie le tiene miedo).

**El apóstol Pablo nos exhorta a no embriagarnos con vino sino de ser llenos del Espíritu Santo (Efesios 5,18), implicando con este verso que el embriagarse con el vino del Espíritu tiene algunos de los mismos efectos que el embriagarse con el vino natural. En Sión hay suficiente del vino del Espíritu para todos sus habitantes.

Hay suficiente gozo del Señor como para después compartir con los demás. ¡sin costo adicional! Con razón Sión es un lugar que le agrada a Dios: hay gozo, alegría y regocijo. Yo creo que tenemos un Dios más alegre que muchos de nosotros.

En tercer lugar, en Sión hay aceite. Podemos ver varias aplicaciones en la Biblia para el aceite.
Voy a tomar sólo dos en esta ocasión.
**1) La unción del Espíritu Santo. Cada uno de nosotros necesitamos ese derramamiento de aceite en nuestras vidas para poder movernos en el poder y en la fuerza del Espíritu Santo y no en nuestras propias fuerzas. Cada uno de nosotros necesitamos que el aceite de Su Espíritu haga arder en nosotros el fuego del candelero, igual como estaba en el Lugar Santo del tabernáculo de Moisés. Ahora que nosotros somos el tabernáculo y la morada de Dios, y ahora que Él habita en nuestros corazones, en nuestro Lugar Santo debe haber continuo aceite en el candelero de nuestra vida para que siempre podamos caminar en la luz de Su Espíritu. Jesús dijo que iba a mandar el Consolador para enseñarnos todas las cosas y para recordarnos todas las enseñanzas de nuestro Señor (Juan 14,26).
Cada uno de nosotros necesita la presencia del aceite del Espíritu para poder andar en Su luz.

**2) La sanidad que es para todos. El aceite también se utiliza en la Biblia para hablar de la sanidad. Cuando el Buen Samaritano se encarga de auxiliar al comerciante herido, ¿qué es lo que le pone? Aceite y vino. Jeremías 8.22 dice: « ¿Acaso no hay bálsamo en Galaad? ¿No hay allí médico? ¿Por qué, pues, no hubo medicina para la hija de mi pueblo?» El bálsamo era aceite que derramaban en las heridas para sanidad. ¡Qué hermosa aplicación para los habitantes de Sión!
En Sión hay sanidad para cada enfermedad. Es cuestión sólo de recibirla, porque en Sión el aceite fluye libremente.. El dulce bálsamo del Señor corre sobre las heridas de cada uno de sus habitantes trayendo descanso y sanidad. ¡Con razón el Señor «quiso» a Sión como su habitación! ¡Qué lugar tan especial! ¿No cree?

El cuarto aspecto que vemos en este pasaje acerca de Sión es el de «ganado de las ovejas y de las vacas». De repente, en mi estudio de Sión me quedé trabado. No pude concebir por qué el Señor quería darnos vacas y ovejas. ¿Nunca se ha dado cuenta que cuando no entendemos algo muy bien en la Biblia nos encontramos leyendo con mucha rapidez, pasando a lo que sigue? Pues así me encontré leyendo este pedacito del verso. Pero un día, antes de compartir este mensaje en un congreso en la ciudad de México, me detuve y le pregunté al Señor: « ¿Señor, por qué quieres bendecir a los habitantes de Sión con ovejas y vacas?» Nunca he escuchado la voz audible del Señor, aunque hay algunos que dicen que ellos sí la han oído.

Lo que sí sé es que el Señor, en muchas ocasiones, me ha hablado como en esta. De repente, lo pude ver con toda claridad: ¿Cómo era que medían la riqueza o la prosperidad de un hombre de aquellos tiempos? ¡Por la cantidad de ganado que poseía! Pude entender que el Señor no tan solamente quiere suplir nuestras necesidades de cada día (el pan que hay en Sión), sino que quiere también prosperarnos y bendecirnos. Ahora, esta prosperidad no es con «fines de lucro», sino con el fin de bendecir a las naciones de la tierra. Deuteronomio 28 dice que Él nos abrirá el buen tesoro del cielo y nos bendecirá abundantemente si guardamos sus mandamientos y le somos obedientes. ¿Con qué fin? «Prestarás a las naciones». Siempre la bendición del Señor sobre su pueblo es para que ellos puedan bendecir a otros. Su bendición nunca es para tener grandes cantidades de dinero en el banco y para vivir vidas ostentosas ya que esto atrae más atención al hombre que a El.

Su propósito en bendecirnos es para que por medio de nosotros Él pueda bendecir a los pueblos de la tierra. Dios nos libre de la mentalidad que ha surgido en algunos países donde se enseña un cristianismo de ostentación y de «prosperidad» falsa, que mide la «bendición» del Señor sobre los distintos ministros por medio del coche que manejan o por sus trajes de 3 mil dólares y sus relojes que presumidamente portan como para así decir que Dios está con ellos. Si Dios está con la gente próspera, si la prosperidad es sinónimo de unción entonces que nos libre, porque que hay miles de magnates del petróleo viven en ostentosa prosperidad, ¡pero doblan la rodilla ante cualquiera! De ninguna manera debemos permitirnos desviar por esta falta de balance en la enseñanza pura de la Palabra, sino que debemos entender que el Señor desea hacernos prósperos lo suficiente para ser canales de bendición a muchos otros y para extender su Reino en toda la tierra...

Yo creo que en estos tiempos Dios quiere levantar a muchos hombres de negocios latinos prósperos para poder invertir mucho dinero en el Reino de Dios en toda la tierra. Dios está bendiciéndonos para que nosotros tomemos ejemplo de Él y bendigamos a cuantos podamos. ¡Con mucha razón al Señor le gustó Sión! Es un lugar de bendición, prosperidad y generosidad. ¿A quién no le gustaría vivir en un lugar así?

El quinto aspecto de Sión que vemos en Jeremías 31,12 es: «[ ... 1 su alma será como huerto de riego». ¿Ha visitado usted alguna vez un huerto después que lo han regado? ¿Se ha deleitado en el olor tan hermoso del agua, mezclado con la tierra y las flores que se encuentran en los árboles? Huele a fresco, a limpio. ¡Qué delicia! ¡Qué deleite! Así «huelen» las personas que moran en Sión.
Tienen una frescura del Señor notable en sus vidas. No están llenos de complejos y de temores sino que están llenos del agua de la palabra de Dios en sus vidas y emiten un «olor» fragante a todos con quienes entran en contacto. ¿Ha conocido alguna vez a alguien que cuando llega a un lugar trae consigo una frescura, un dinamismo y una palabra de aliento? Muy probablemente es alguien que habita en Sión.
De la misma manera, ¿nunca se ha dado cuenta que hay personas que cuando llegan a un lugar traen un olor apestoso y horrible? En lugar de traer ánimo, tienen una palabra de pesimismo o negativismo. Siempre viendo el lado oscuro de las cosas, «con el espíritu de la sospecha». De todo dudan, todo cuestionan y de todo sospechan. ¡Qué desagradable es estar con esta gente! Es muy probable que sean personas que no habiten en Sión. Es urgente hacerles una invitación a que conozcan que en Sión su alma puede parecer «huerto de riego». ¡Con razón le gusta este lugar al Señor! ¡Todos huelen bonito'

La sexta cosa que nos enseña este pasaje acerca de Sión es que «nunca más tendrán dolor». iiiGuauu!!! ¿Qué más pudiéramos pedir? No tan solo tenemos todas nuestras necesidades suplidas, el gozo del Señor, la llenura de Su Espíritu, su sanidad para todas nuestras enfermedades, la bendición y la prosperidad para ser generosos, la frescura de su Espíritu, sino que también tenemos la promesa de que nunca más tendremos dolor. ¡Qué increíble! La mayoría de las personas en esta vida se la pasan constantemente buscando «remedios» para el dolor. Pues en Sión hay un remedio de remedios, una solución a todos los dolores, una provisión para cada una de nuestras dolencias. ¡Con mucha razón el Señor escogió este lugar como su habitación! ¡No estaba de más! ¡Es un lugar muy especial este lugar llamado Sión! ¿No le gustaría vivir en el fraccionamiento Sión?

¿Dónde es Sión?

Sabemos que en Israel hay un monte que se llama «Sión». ¿Habrá que ir a ese monte para experimentar todo lo que el Señor promete para el que habita ahí? ¿Tendremos que hacer peregrinaciones a ese lugar para poder obtener todos sus beneficios? Creo que usted ya sabe la respuesta a esa pregunta: NO. Entonces, ¿dónde será este lugar tan maravilloso donde vive Dios? La respuesta está en un verso que hemos leído tantas veces, que hasta lo leemos con cierta automatización:

Pero tú eres Santo tú que habitas entre las alabanzas de Israel.

Salmo 22,3


¡Ahí está! ¡Eso es Sión!

**Cada vez que usted y YO levantamos nuestras manos y nuestra voz para aclamar y bendecir el nombre de nuestro Señor, en ese lugar estamos construyendo un Sión, donde Él puede venir a morar.
**Cada vez que elevamos nuestro corazón a Él en sinceridad, amor y entrega, para exaltar, ensalzar y honrar Su grandeza y Su poder.., estamos creando en ese lugar un Sión donde Él puede descender en toda Su gloria sobre nosotros y traernos todas las cosas que vimos en la sección anterior: pan, vino, aceite, prosperidad, frescura y liberación.
**Esto quiere decir que en cualquier lugar que usted esté, lo puede convertir en una habitación para el Señor. No importa si está lavando los platos después de la comida, ese lugar puede convertirse en un Sión. Si está conduciendo su auto rumbo al trabajo, o si va por el subterraneo o en algún sistema de transporte público rumbo a la escuela. Ese lugar usted lo puede convertir en un Sión. No importa el lugar, lo que importa es que el Señor está deseoso de que le demos un lugar para que Él pueda descender y darnos todas las bendiciones que promete para los habitantes de Sión.

Puedo imaginarme al Señor sentado sobre su trono. Miguel a su izquierda y Gabriel a su derecha. Están arriba en el cielo haciendo lo que hacen todos los días, mandando una sanidad para allá, un milagro para acá y muchas otras cosas más. Cuando, de repente, el Señor hace un movimiento con la mano, que todos ya saben que quiere decir «silencio». El coro angelical deja de cantar, los músicos celestiales dejan de tocar y todo se torna en un silencio total. Se levanta el Señor de Su trono y se asoma por el balcón de los cielos para ver qué es lo que sucede. Se nota que está escuchando algo. Gabriel y Miguel se dan unas miradas de reojo, sabiendo lo que está pasando porque ya les ha pasado muchas veces en el tiempo que llevan con el Señor. Apenas se alcanza a escuchar el sonido de un canto: «Me gozaré. Me alegraré. Y cantaré al Señor. Porque han llegado las bodas, del Cordero de Dios». El Señor se acerca con Miguel y le dice: « ¿Escuchas eso?» Miguel le contesta: «Sí, Señor, qué precioso se oye».

El Señor le dice: « ¿Sabías que son mis hijos?» Miguel le responde: «Sí, Señor, los que compraste con tu sangre preciosa». Se retira otra vez el Señor para seguir escuchando el cántico que ha subido delante de Él: «Y a su esposa se le ha concedido, que se vista de lino fino, lino limpio y resplandeciente, para recibir al Rey». Se acerca con Gabriel y le dice: «Gabriel, ¿sabes que mi esposa la que me está cantando, verdad?» Gabriel contesta: «Sí, Señor. Y qué bella se está volviendo. Casi no podemos esperar hasta que la traigas contigo para estar acá por toda la eternidad a tu lado y que podamos festejar esas grandiosas bodas que has estado planeando por todo este tiempo». El Señor le dice: «Sí, ya casi estamos listos, pero, escucha eso. ¿No se oye maravilloso?» Gabriel le dice: «Sí, Señor. Se escucha hermoso».

En ese instante el volumen de la canción ha subido y ha cambiado un poco: «Hijo de Dios, recibe hoy, toda la gloria, la honra y honor» vez tras vez lo repite la iglesia, la novia, la amada del Señor. En ese instante ya no se puede detener las ganas el Señor y voltea con Gabriel y Miguel y les dice: «Con permiso, muchachos, pero yo tengo que estar en ese lugar donde me están cantando y adorando. He prometido que cada vez que lo hicieran yo descendería en medio de ellos y les darla pan, vino, aceite, Prosperidad y prometí que les quitaría todos sus dolores y regaría su alma con mi frescura y con mi Espíritu. Nos vemos después. Sigan adelante».
Y en ese momento Él desciende al Sión que usted y yo hemos construido para Él. Oh, mi hermano, mi hermana, no sé si usted puede sentir el gozo, la satisfacción que siento aun en este momento al escribir estas líneas, al saber que cada vez que nos tomamos el tiempo de bendecirlo, de exaltarlo, de recordarle de Sus grandezas Él desciende y habita entre nosotros, y donde Él está, muchas cosas buenas pueden suceder. ¿Lo cree? Al estar Él en medio nuestro, puede ver nuestras necesidades para suplirlas.

Cuando Él habita en medio de nuestras alabanzas, Él puede conocer los deseos de nuestro corazón para que nos los pueda dar (Salmo 37,4). Nunca nos cansemos de construirle una habitación donde Él pueda venir a morar entre nosotros. Vamos a ser personas nacidas en Sión, y viviendo en Sión, para tener entre nosotros siempre la presencia del Señor.

Lo que distingue al «sionita»


Vamos a llamar «sionita» a la persona que nació y vive en Sión. ¿Recuerda que en el primer pasaje que leímos en el Salmo 87 dice en el verso 5: «Y de Sión se dirá: Éste y aquél han nacido en ella»?
De nuevo en el verso 6 dice: «Yahvé contará al inscribir a los pueblos: Éste nació allí». Es interesante ver que Dios sabrá inmediatamente quiénes son los que vienen de Sión y quiénes no.

Existen ciertas cosas que caracterizan a los habitantes de Sión, que los separan de las demás personas, de tal manera que cuando estemos todos entrando delante de la presencia física del Señor en aquel grandioso y final día, Él sabrá quiénes vienen de Sión, y quiénes vienen de las otras habitaciones. Dice el verso 4 que se «acordará» de los otros lugares y hasta menciona a algunos de ellos. Pero hay algo especial del sionita, algo que lo separa de todos los demás.

Al haber viajado alrededor de América Latina, me he ido dando cuenta de las diferentes expresiones que se utilizan en los distintos países. Hay ciertas expresiones y detalles culturales que distinguen a nuestros hermanos latinos de diferentes países. Por ejemplo, siempre que viajamos mi equipo y yo a cualquier otro país, quieren que hablemos como el famoso «Chavo del Ocho» (creo que aparte de Cantinflas es el mexicano más famoso entre los hispanos).

Hay ciertas expresiones, ciertas maneras de ser, ciertas costumbres que mantiene el «sionita» que lo separan de todos los demás. Aquí están algunas de esas características:

1) El gozo y la alegría. (Isaías 51,3 y 11,35.10)

2) El canto y la música los rodea (Isaías 51,3, Salmo 87,7)

3) La danza. (Jeremías 31,13)

4) Gozo perpetuo. Siempre están alegres (Isaías 35,10; 51,11)

El sionita es fiestero. Tiene ambiente. Sabe gozar. Sabe cantar, sabe dar gracias en todo tiempo. No le interesa lo que piensen los demás acerca de él. Sólo le interesa lo que piensa el Señor de él. Por eso es que los sionitas, en ocasiones, no son muy comprendidos, porque algunos moradores de las otras habitaciones (Filistea, Rahab, etc.) no pueden comprender qué es lo que motiva al sionita a ser tan «escandaloso». Recuerdo a un sionita que fue brutalmente criticado porque se había «descontrolado» ante la presencia del Señor: David. Cuando ya estaban cerca de Jerusalén con el arca del pacto en su posesión, no se pudo contener la alegría y el regocijo, y comenzó a danzar con todas sus fuerzas de tal manera que su esposa Mical pensaba que se estaba «exhibiendo» ante las sirvientas del Rey.

Hasta la fecha están entre nosotros los «Micales» que desde su balcón de seguridad y confort, lejos de estar involucrados en la alabanza al Señor, lejos de estar gozándose junto con el pueblo el gran acontecimiento de que la Presencia del Señor está regresando a su lugar debido, están cómodamente sentados juzgando los acontecimientos, midiéndolo con las reglas que usaba el régimen anterior. Pero al sionita no le interesa mucho lo que le dicen los Micales, porque reconoce para quién lo está haciendo y por qué lo está haciendo. Es otra de sus características, la determinación. No importando qué sucede a su alrededor, el sionita siempre está dispuesto a alabar y adorar al gran Rey de reyes y Señor de señores.

Hablando de David, es interesante notar que es la única persona de quien Dios dijo que era un hombre «conforme a su corazón» (Hechos 13,22). ¿Cómo habrá sucedido esto? ¿Habrá sido porque a Dios se le «ocurrió» hacerlo así? No creo. Creo que allá en las praderas, cuando David cuidaba las ovejitas, con su arpita en la mano, comenzó a experimentar la presencia del Señor en medio de él. Descubrió ese «Sión» espiritual, del cual escribió. Disfrutaba de comunión íntima con el Señor y sabía que el Señor descendía cada vez que le tocaba su instrumento y le cantaba sus cantos. David nació en Sión desde aquellos primeros años con las ovejas y el arpa, y por eso Dios dijo que era un hombre «conforme a mi corazón». ¿Sabe cuál sería una interpretación laica de esa frase «conforme a mi corazón»? La siguiente: «Sabe lo que a mí me gusta. Me sabe complacer. Sabe lo que me cae bien».

¡Con razón David escribió tantos salmos tan hermosos! ¡Con razón fue el rey más poderoso de todos los tiempos! ¡Conocía lo que era vivir en Sión!

¿No le parece que es un lugar maravilloso en donde vivir? ¿No quisiera usted vivir en la habitación de Dios? Entonces, busque Su presencia. Levante su adoración, su acción de gracias, su alabanza y su celebración delante del trono de Dios, y El descenderá y habitará con usted y recibirá todas las bendiciones que vienen con habitar en Sión.

Tenemos por qué cantar...

Canta, oh hija de Sión: da voces de júbilo, Oh Israel: gózate y regocíjate de todo corazón, hija de Jerusalén. Yahvé ha echado fuera tus enemigos: Yahvé es Rey de Israel en medio de ti; nunca más verás el mal. En aquel tiempo se dirá a Jerusalén: No temas; Sión, no se debiliten tus manos. Yahvé está en medio de ti, poderoso, él salvará: se gozará sobre ti con alegría, callará de amor, se regocijará sobre ti con cánticos.

Sofonías 3,14-17


Canta y alégrate, hija de Sión; porque aquí vengo, y moraré en medio de ti, ha dicho Yahvé


Pero tú eres Santo tú que habitas entre las alabanzas de Israel.

 

Zacarías 2,10